sábado, 31 de enero de 2015

Polichinelas en Barcelona: el Dom Roberto de João Costa y el Arlequino de Salva Puche

Barcelona se está convirtiendo en una ciudad polichinesca. No sólo por los polichinelas que ya tiene en su seno, provengan de la tradición autóctona (el Titella Català) o sean de nueva hornada, sino porque se ha convertido en una plaza donde los polichinelistas de toda Europa vienen a actuar. 

'El Barbero' de Joao Costa.
El año pasado fue el ciclo de Títeres y Ciudades en el Born Centre Cultural, en el que actuaron no pocos personajes de la tradición de toda Europa (ver aquí). Y gracias también a las salas La Puntual, Sala Fènix y la Casa-Taller de Marionetas de Pepe Otal, las tres de pequeñas dimensiones, en las que se suelen programar este tipo de espectáculos. 

Joao Costa con el Diablo y Dom Roberto.
Hace unas semanas fue el Dom Roberto de João Costa el que actuó en la Casa-Taller de Pepe Otal, donde presentó el Barbero, uno de los títulos clásicos del Dom Roberto portugués. Lo hizo João con un gran dominio del oficio y de los tiempos, eso que es tan importante en los estilos de manipulación de los títeres populares. Demostró el portugués un buen temple y un fino olfato de los ritmos, gustando a un público cada vez más entendido, como es el que acude al antiguo taller de Pepe Otal. 

En Barcelona, Costa estuvo para trabajar su nuevo espectáculo 'O Caçador' conmigo, antes de estrenarlo en el Museu da Marioneta de Lisboa (precisamente hoy sábado 31 de enero).

Los fines de semana de enero, ha sido Salva Puche quien ha actuado como titiritero solista con ‘Arlequín Enamorado’, tras plantar su retablo en la Sala Fènix, para público local y en horas especiales, para público italiano. Un Arlequino bajo la influencia de este maestro del Véneto que es Gigio Brunello, pues Salva residió allí durante diez años y aprendió el oficio junto a él. Con antelación, vi su espectáculo ‘La Leyenda del conejo volador’, premiado en Italia, y creado conjuntamente con el italiano Alberto De Bastiani. Una perla escrita y dirigida precisamente por Gigio Brunello.

El perro de Salva Puche.
También en ‘Arlequino Enamorado’ sale un conejo, cuando Teresa es convertida en un Oryctolagus cuniculus (nombre cientítico del conejo) por el Diablo. Y es quizás este componente surrealista, con el añadido del perro que ayuda al Diablo, lo que hace más interesante el espectáculo de Puche, trufado de buenos gags y canciones. Con dirección de Atzur Aguas, música de Rafa Parra, títeres de Jimmy Davies y guión de Pierpaolo Di Giusto y del mismo Salva Puche, la obra nos remite al humor cachiporrero con un buen acompañamiento de sonidos ejecutados directamente por el titiritero solista.

Salva Puche con Arlequino y el Diablo.
El de Villena, que ya había actuado anteriormente en La Puntual, ha mostrado su buen hacer titiritero ante el público de Barcelona, cada vez más proclive a dejarse seducir por las artes, no necesariamente amables pero sí peleonas y justicieras, de la siempre polémica ‘Cachiporra’.

lunes, 12 de enero de 2015

Bornet y Borneta. Creación de dos nuevos personajes para el Born Centre Cultural


(Llegir aquí aquest text en català). Se acaba de estrenar en Barcelona, en el nuevo y flamante Born Centre Cultural, el primero de los cuatro episodios de Les Aventures d’En Bornet i la Borneta, una propuesta que hice hace un tiempo a los responsables del Born CC. Se trataba de crear a unos personajes que de alguna manera encarnaran, para el público familiar, a unos posibles héroes polichinescos surgidos de la misma realidad histórica, social y arqueológica de lo que es hoy el Born, esa gigantesca ‘caja de resonancia del Tiempo’ en la que confluyen varias épocas distintas: la Barcelona de 1700 con los restos arqueológicos insólitamente bien documentados, la del XIX representada por el edificio del mercado del arquitecto Josep Fontserè, y la Barcelona actual del siglo XXI, con la intervención museística, su diseño y organización, más los programas de actividades en cuanto Centro Cultural. 

El Born,. caja de resonancia del tiempo.
El primer problema que me tuve que plantear fue sobre la tipología del o de los personajes. El nombre de Bornet surgió por azar hablando un día con quién ha sido el artífice del proyecto del Born, el historiador y arquitecto Albert García Espuche, cuando me dijo medio en broma medio en serio que un día debería sacar en escena a un títere que se llamara Bornet, el nombre de la plaza que existía en el centro de la zona arqueológica del Born, y que hoy todavía puede verse. Le cogí la palabra y cuando recibí el encargo de los actuales responsables del Centro Cultural, Bornet surgió como el nombre propio y necesario del personaje a crear. Inmediatamente me planteé la existencia de una compañera suya, que podría llamarse Borneta, con la finalidad de introducir unos héroes dobles de ambos sexos, como protagonistas de las historias a inventar. Se salía de este modo de la fijación histórica de los títeres populares en la que todos sus héroes son masculinos. Introduciendo a Borneta, conseguíamos unos héroes dobles, lo que sin duda daría más juego al desarrollo de los argumentos. 

Bornet.
Borneta con su gata Marquesa. Foto Rebecca Simpson.
El primer paso fue darles una cara. Para ello me puse en contacto con Marga Carbonell, una gran titiritera catalana con la que he colaborado últimamente en varios proyectos, y juntos definimos los trazos que deberían tener ambos personajes. Una vez definidos sobre el papel, Marga les dio la forma física de tres dimensiones, y los primeros Bornet y Borneta salieron a la luz pública, encargados, especialmente el primero, de presentar los espectáculos de la temporada 2013-2014, bajo el epígrafe de ‘Títeres y Ciudades en el Born’. 

Marga Carbonell, Eudald Ferré, Toni Rumbau.
Marga Carbonell y Toni Rumbau frente al retablo. Foto Rebecca Simpson.
El segundo paso de este proceso de creación fue, además de escribir las historias que deberían protagonizar Bornet y Borneta, establecer el equipo de producción y realización de los espectáculos previstos –que deberían estrenarse durante la temporada 2014-2015 y la siguiente. Para ello nos pusimos en contacto con Eudald Ferré, reputado titiritero de la compañía Pa Sucat, virtuoso manipulador y un gran entendido en la técnica del Títere Catalán (el que se manipula con los tres dedos centrales de la mano metidos en el busto del muñeco), para que se encargara de la dirección de los montajes, además de otras responsabilidades de dramaturgia y construcción. Marga Carbonell sería la constructora de los títeres. Para la realización del teatrillo o retablo, conectamos con David Laín, veterano y eminente titiritero de Barcelona, de la compañía L’Estenedor, quién se hizo suyo el proyecto y se encargó también de la iluminación, junto con el iluminador Roc Laín. Por fin, nos ayudó en la creación de la banda sonora el músico Octavi Rumbau. En cuanto a los manipuladores, en este episodio hemos sido Marga Carbonell y Toni Rumbau.

La Señora Carbonell, ayudando a coser los títeres.
Marga Carbonell vistiendo a los títeres.
David Laín terminando los adornos del teatro.
Los personajes. Bornet y Borneta, ¿polichinelas? 

Estaba claro que estos personajes deberían ser los ‘polichinelas’ de la Ciudad del Born. Una ciudad muy especial, por de pronto porque de la misma sólo existen sus ruinas, de modo que existe más en la imaginación del visitante que en la realidad. Lo más interesante es que en ella confluyen épocas distintas a la vez, de manera que esos polichinelas deberían tener una mentalidad y unas características lo suficientemente abiertas para poder encajar en unas muy distintas realidades vividas, así como disponer de una especial ‘sensibilidad irónica del tiempo’, capaz de torear, juntar, relacionar, distanciarse y hasta de reírse de los avatares de la historia, desde los más mundanos hasta los más dramáticos. 

Eudald Ferré con Baltasar, el Rei Negro.
La pregunta que se impone aquí es hasta qué punto podemos considerar a estos personajes como a unos ‘polichinelas’. Desde luego, no a la vieja usanza europea de los polichinelas de rasgos grotescos, voces chillonas y comportamientos exagerados. Pero si tenemos en cuenta la tradición catalana, la del Titella como personaje principal, que a su vez siempre ha ido cambiando de nombre según el titiritero de turno –Perico, Tranquil, Putxinel·li, Tit, entre otros–, vemos que sí los podemos encuadrar en la categoría polichinesca. El titella catalán es un  personaje listo, astuto, más bien pobre, honrado, ingenuo, y que suele tropezar con los poderes terrenales –el rico, el gendarme, el militar, el médico, el cura–  o con los sobrenaturales –el diablo, sempiterno alter ego de Titella, la bruja, el dragón, la Muerte y otros seres infernales–, resolviendo las pendencias a base de estacazos.

Escena del infierno. Foto Rebecca Simpson.
Y es sin duda el uso del garrote así como la voz de la lengüeta con que solía expresarse antiguamente, más el recurso a los personajes arquetípicos, lo que relaciona estrechamente a Titella con la familia de los Polichinelas europeos. Por supuesto también la denominación de Putxinel·li con la que se suele denominar al género en Cataluña nos remite al arquetipo polichinesco y a sus orígenes napolitanos. 

Pero con Bornet y Borneta nos apartamos del modelo tradicional de Titella: no es uno sino dos. Claro que Borneta podría asociarse al personaje de Cristeta, la enamorada de Titella, pero no es el caso nuestro, pues entre Bornet y Borneta existe una relación más de afecto y de compañerismo aventurero que amoroso propiamente dicho, quizás porque sus edades son aún tempranas. Pero es que así se mantiene la dualidad protagonista de ambos personajes, sin caer en las típicas peticiones de mano o en los sinsabores amorosos de archisabidos desenlaces. 

 
Borneta y Bornet escarmientan al diablo. Foto Rebecca Simpson.
Pero quizás lo que da al par Bornet y Borneta una mayor complejidad y lo traslada a una nueva categoría de personajes protagonistas, es el hecho de que ambos tengan un animal de compañía: un perro, Duc, en el caso de Bornet, y una gata, Marquesa, en el caso de Borneta. Dos animales con rasgos asaz curiosos: Duc habla, mientras que Marquesa no habla pero escribe notas en pequeñas pizarras. En verdad, los cuatro son los verdaderos protagonistas de las historias, ellos empiezan y acaban cada episodio con una canción que además sirve para definirlos y situarlos. 

Bornet con Duque. Foto Rebecca Simpson.
¿Un polichinela a cuatro bandas? Yo más bien  lo definiría como un doble desdoblamiento del héroe polichinesco, que se desdobla primero en dos –Bornet y Borneta– para luego hacerlo en cuatro con el perro y la gata. 

Características en referencia al contexto.

Nos encontramos ante unos personajes que cruzan los siglos con infinita alegría, en una Barcelona que en trescientos años ha cambiado completamente su fisonomía. Al ser la del Born una ciudad dentro de otra, pequeña y, a su vez, nudo simbólico de las distintas épocas que la conforman, también Bornet y Borneta son personajes pequeños y nudos simbólicos de los rasgos arquetípicos que constituyen su ciudad, el Born. Sus almas tienen reminiscencias de las de Titella, Perico i Putxinel·li, y, cómo no, se reflejan en sus hermanos europeos que provienen del Pulcinella napolitano. Encarnan igualmente el perfume de las almas de aquellos pobladores invisibles que siguen habitando las ruinas de la Ciudad del Born. 

Bornet con las ruinas del Born al fondo. Foto Rebecca Simpson.
Como buenos parientes lejanos de Pulcinella, Bornet y Borneta son dos personajes inquietos, dinámicos i llenos de curiosidad. Les gusta ir al fondo de las cosas y verlas con sus propios ojos. Si para ello deben coger un avión, el barco, el tranvía o una tartana, mejor todavía. Sus almas aman la aventura y gustan de los viajes. Gozan pues de una temporalidad transversal, aunque mayormente viven en las primeras décadas del 1700.

Al ser dos almas de las pequeñas del Born, y al coincidir su nombre con la plaza que hay en su centro, podemos decir que Bornet y Borneta  son el ombligo simbólico de la Ciudad del Born. Eso determina unos condicionamientos físicos y geográficos particulares y que se explican por la teoría de la gravedad de Einstein: por mucho que se alejen y giren por el mundo, siempre acaban regresando al Born. Como si en esta placita hubiera un agujero negro de estos tan densos y con tanta hambre que se lo tragan todo. Esta peculiaridad física encarnada en nuestros dos personajes ha sido la causa de este dicho popular catalán tan conocido que reza: 'gira el món, i torna al Born'. 

Origen de los personajes.

Era importante designar un origen específico a ambos personajes, para poderlos emparentar con los polichinelas europeos, que gozan de una relación mítica con el Origen, tal como establece el arquetipo polichinesco napolitano, basado en la figura del huevo primordial, el mismo que pone Polichinela para reproducirse, de modo que también aquí puede decirse, como ocurre con la gallina, que no se sabe si fue primero el huevo o Polichinela. 

Pulcinella sale del huevo. Museo di Pulcinella di Acerra.
Con Bornet y Borneta, nos hallamos en una tradición como la catalana en la que pesa más la complejidad de los argumentos, de las escenas y de los diálogos, con cambios de decorado y más de un único manipulador (de dos a cuatro era lo normal), más próxima a las formas titiriteras de la Comedia del Arte del norte de Italia, muy diferente a la matriz napolitana basada en el ritmo manipulador, con un único manipulador y una máxima simplicidad escénica. Es por ello que sus orígenes debían provenir más de un contexto mítico literario, enraizado en las viejas tradiciones orales de los cuentos catalanes, pero con el componente 'sobrenatural' garantizado.  

He aquí la historia de sus orígenes: 

'Erase una vez que Doña Justa, nombre con el que se suele llamar a la Muerte, estuvo muy ocupada cumpliendo con sus deberes en la ciudad de Barcelona, durante las últimas décadas del siglo XVII. Guerras y plagas diezmaban la población, como solía ocurrir por aquel entonces en tantas ciudades de Europa, y era mucho el rencor ciudadano para con la vetusta señora. Una situación que hacía sufrir a Doña Justa, siempre muy cuidadosa en el cumplimiento de sus obligaciones, pues por muy grandes y meritorios que fueran los títulos y la riqueza de los que debían despachar con ella, nunca hacía concesiones y trataba por un igual a ricos y pobres, ateniéndose a su merecida fama de justa. 

Doña Justa. Foto Jorge Raedó.
Harta del menosprecio y sintiéndose tratada con injusticia, ella que era la más justa de las personas, decidió un día demostrar al mundo y a ella misma que además de ser una fiel cumplidora del destino de todos, tenía también su corazoncito y era capaz de actuar con sentimiento y afecto hacia la tan sufrida especie de los Humanos. 

En una de las múltiples guerras que asolaban por aquel entonces Barcelona, Doña Justa recogió a dos bebés abandonados ambos en la Plaza del Bornet, en el centro mismo de la ciudad. Hijos de dos familias diezmadas por las bombas, Doña Justa decidió salvarlos. Vio que eran niña y niño, y fiel siempre a su principio de equidad y justicia, entregó el niño a una familia pobre de pescadores y la niña a una rica de mercaderes. Para ello se situó en la céntrica calle Bonaire y extendiendo los brazos, escogió al azar las dos casas donde deberían criarse sus protegidos: a él, que estaba a su izquierda, le tocó la casa del pescador y marinero el señor Josep Torró, habitante del Barrio de la Ribera, un buen hombre que vivía solo y que de joven fue hecho prisionero y ejerció de esclavo en Argelia; a ella, que estaba en el lado derecho, le tocó el señor Serra Punyent, un noble y rico mercader de tabaco y aguardiente que vivía en una lujosa mansión de la calle Bonaire, frente a Micó. 

Bornet y Borneta. Foto Rebecca Simpson.
Doña Justa se instituyó madrina de los dos niños. Cada dos días los visitaba y les enseñaba lenguas (catalán, castellano, inglés, holandés, italiano y latín), matemática, baile y guitarra. De este modo ambos niños crecieron juntos aunque separados en dos ambientes familiares distintos, pero muy unidos por sus horas de estudio con la madrina y por las de juego pasadas en las bulliciosas calles de Barcelona. Doña Justa no dudó ni un minuto a la hora de ponerles nombre: ya que los había encontrado en la plaza del Bornet, los llamaría Bornet y Borneta.'

Esta historia, verídica como la que más, da pie al último de los episodios de los cuatro espectáculos a estrenar durante el año 2015, centrada en el tema otoñal de la Muerte y la figura de la Castañera. 

Cuatro episodios de corte estacional.

Este origen mítico y a la vez histórico de los dos personajes protagonistas tuvo un posterior desarrollo, como antes se ha indicado, con la aparición de otros dos de naturaleza animal: un perro y una gata. El primero, llamado Duque, inseparable de Bornet, tiene una característica peculiar: habla. Goza pues de una gran inteligencia y mucho sentido común, más que su dueño por lo general. Su único defecto es que siempre quiere dormir. Respecto a la gatita, llamada Marquesa e inseparable de su dueña Borneta, no habla pero escribe notas en pequeñas pizarras que siempre lleva consigo, denotando no pocas cualidades inteligentes. Dos animales en cierto modo 'racionales' que ejercen de compañeros de los dos héroes. 

La gata Marquesa, con uno de sus cartelitos. Foto Rebecca Simpson.
Al actuar en pleno siglo XXI y para un público actual, se entiende que los cuatro personajes, protagonistas principales de las historias, tengan una noción del tiempo transversal y estirada, pues aunque su presente es mayormente el de principios del siglo XVIII, se le suman los presentes continuos que llegan al día de hoy, lo cual explica las "fugas" constantes de elementos contemporáneos que inciden en su dilatada cotidianeidad.

Tuve que plantear entonces qué historias serían las que debían protagonizar nuestros héroes. Pensé que lo propio sería determinar unas historias marcadas por el calendario, es decir, estacionales. Y, para empezar, lo mejor sería partir de las cuatro estaciones y relacionarlas con determinadas fiestas del calendario. 

Mosaico fenicio de Zliten, Museo de Tripoli, Libia. Representa las cuatro estaciones.
Para el Invierno, una buena posibilidad era centrarse en el tema navideño y empezar con unos típicos Pastorets, esta reminiscencia de los viejos autos sacramentales basados en el Nacimiento y en los Reyes Magos, los cuales se siguen representando con enorme profusión en Cataluña a través de versiones cada vez más laicizadas. Disponía para ello de una versión creada por mi compañía la Fanfarra con textos propios que me serviría de punto de partida para las secuencias más clásicas i litúrgicas. Un argumento de teatro dentro del teatro, pues el cometido de los personajes no es otro que el de representar unos Pastorets de la época. La cosa se tercia cuando el que hace de diablo resulta que lo es de verdad...

Para la segunda historia, escogí el Carnaval, una época que podríamos llamar de 'transición' pues todavía se halla en invierno pero ya buscando, agazapada a la cuaresma, los primeros estallidos primaverales. Qué mejor que el Carnaval, que gozó en Barcelona especialmente durante los siglos XVII y XVIII de una gran fama y popularidad, para la segunda historia: nos abre el juego de los equívocos que tan bien va para el género de la comedia.

Tortell Poltrona como Rei del Carnaval en 2012, en un intento de revivir el carnaval histórico de Barcelona. Foto de Joan Sánchez.
Para la tercera historia, y ya metidos en abril y en las luces primaverales, se imponía una historia con la figura mítica del Dragón como protagonista. En abril se celebra en Cataluña el día de San Jorge y es frecuente representar la leyenda de la lucha del santo con el dragón. Un tema muy adecuado para el juego de los títeres, pues la figura del dragón o cocodrilo está presente en casi todas las tradiciones polichinescas de Europa. 

San Jorge y el Dragón.
Y para la cuarta y última historia de las Aventuras de Bornet y Borneta, debíamos irnos a la época otoñal, en el inicio de la siguiente temporada. Una historia que se centraría en el tema de la Muerte con Doña Justa de coprotagonista junto a la señora Adelaida, castañera revendedora de la calle Micó, vecina y muy amiga de los dos jóvenes héroes. Esta historia serviría para explicar el origen de Bornet y Borneta, y nos situaría en el corazón de la estación otoñal. 

La Castañera la Señora Adelaida, revendedora de la calle Micó. Foto Rebecca Simpson.
Faltaría una historia para el verano, si quisiéramos ser rigurosos en el seguimiento de las estaciones. Dado que el Born Centre Cultural cancela su programación de títeres de julio a septiembre, decidimos dejarla para una siguiente ocasión. 

Estado actual del proyecto.

Situados ya en los primeros días del año 2015, podemos decir que el primer episodio de las Aventuras de Bornet y Borneta titulado Els Pastorets se ha estrenado en el Born Centre Cultural con mucho éxito (el domingo 21 de diciembre de 2014). Se han realizado cinco funciones, que han sido excelentemente recibidas por el público. Lo más importante es que han nacido los personajes básicos de la serie y que, tras enfrentarse al público, han cumplido con creces todas las expectativas que habíamos puesto en ellos. 

La próxima cita será el sábado 21 de febrero con el estreno del segundo episodio, Días de Carnaval. El estreno de la tercera historia, El Dragón de La Llacuna, será el sábado 25 de abril. Para octubre de 2015 está previsto estrenar el cuarto episodio, titulado La Castañera y Doña Julia.