miércoles, 27 de febrero de 2013

El Museo de Marionetas de Lübeck

La Puerta de Holsten, en Lübeck.
Nada más llegar a Lübeck, dirigí mis pasos al Museo de Marionetas de la ciudad, uno de los más dotados y prestigiosos de Europa. Situado en el centro mismo de la ciudad, a poca distancia de la mismísima e impresionante Puerta de Holsten, la antigua entrada principal de Lübeck, el Museo ocupa cinco edificios antiguos, construídos según la típica arquitectura gótica de ladrillos rojos, en uno de los barrios más pintorescos y bien conservados. Al lado mismo del Museo, se encuentra el Teatro de Marionetas de la ciudad, llamado Figurentheater.

El edificio del Museo.
Conocía la historia del Museo, porque está al alcance de cualquiera con sólo buscar en la Wikipedia, y sabía que su artífice no era otro que el señor Fritz Fey, un coleccionista que cedió su increíble colección a la ciudad de Lübeck. Pero lo que no sabía era que su padre, llamado como el hijo, fue un conocido titiritero de la ciudad, y que tuvo hasta el año 2006 su propio teatro estable, llamado Marionettentheater Fey, justo donde hoy se encuentra el mencionado Figurentheater.

Kasperl.
El Museo es realmente grande y tiene piezas de un gran valor. Además de las colecciones europeas, que son las que más me interesan particularmente en esta visita, hay preciosos conjuntos de marionetas de África, de China, de la India, así como siluetas del teatro de sombras de Turquía, India, Indonesia y China. Igualmente hay salas dedicadas a los títeres utilizados en películas y series conocidas de la televisión alemana. Pero lo bueno del Museo es que además de las piezas expuestas, hay profusión de fotografías, algunos videos (pocos), carteles y un sinfín de pequeños objetos e ilustraciones que ofrecen una visión rica y transversal del mundo de los títeres. Sin ser un Museo de los que gustan amontonar -y que a mi tanto me fascinan-, tampoco podemos decir que sea tacaño en la exhibición de piezas y materiales. Yo diría que es pródigo pero elegante en el exceso y con un esmerado gusto en la ordenación expositiva. Por otra parte, no podía ser de otro modo, siendo como es básicamente un museo de coleccionista.

Títere de los realizados en un campo de prisioneros, tras
la Segunda Guerra Mundial
Me impactó la sala dedicada a las Vanguardias, centrada básicamente en el artista titiritero Kramer -que también estaba muy presente en el Stadtmuseum de Múnich- con unas imágenes de vídeo en las que vemos a Kramer en plena acción, manipulando o en su taller. Pero es en esta misma sala donde hay dos verdaderas joyas de impacto: una es la escueta pero poderosa colección de títeres realizados por prisioneros alemanes de los campos británicos tras la Segunda Guerra Mundial. Los títeres, con un Kasperl entre ellos, tienen una fuerza tremenda. También en esta sala hay un grupo de marionetas realizadas en la línea de la escuela Bauhaus, que tanto me recordaron las de Frieder Simon de Halle.

Kasperl de la misma serie de títeres del campo de prisioneros.
Pero creo que donde más sobresale el museo de Lübeck es en sus colecciones de títeres populares de las compañías alemanas y de otros países que recorrían el centro y el norte de Europa con sus retablos o con sus teatros ambulantes que llevaban en carromatos. Títeres de guante, increíbles todos, y marionetas de hilo o de vara en la cabeza. Y entre todas estas joyas, encontré una gran variedad de Kasperls, profusión de diablos, más algunos Punch, Guignol, y otros personajes afines.

Jester, de William Merritt Chase (1875)
Me fijé que el catálogo del Museo engloba a todos estos personajes como los Clowns, los Spassmacher en alemán o los Jesters en inglés. Es una manera de indicar la importancia de estos personajes medievales, los bufones o los jesters, que seguramente tuvieron una gran influencia en los polichinelas de la región. Habría que mencionar aquí la figura de Till Eulenspiegel, un personaje procedente del folclore medieval alemán con una presencia continuada en la literatura y en la imaginación del pueblo, y que podría definirse como la figura de un bufón que vivía libre y vagabundo, y que decía las verdades que nadie se atrevía decir. Se le conoce en toda el área de habla alemana, Bohemia incluída, los Países Bajos y hasta en Italia. Cuando se le representa, suele vestir como un clown, con algunos aires de Kasperl. Es lógico que todas estas figuras se superpongan y se influencien entre si, y que se presten constantemente atributos, tanto físicos, como morales o de la indumentaria. Vimos lo mismo en el Polichinelle francés, del que muchos dicen que viene tanto del Pulcinella italiano como de los Fous medievales, como el conocido Triboulet, que inspiró a Victor Hugo en su drama "El Rey se divierte" e indirectamente a Verdi con su Rigoletto.

Estatua de Till Eulenspiegel en Mölln,
Alemania.
Viendo las múltiples caras que toman los Kasperls y otros personajes afines, no hay más remedio que remitirnos a este fondo arquetípico de figuras locas pero libres, que recorre la historia de los pueblos y que toma nombres y figuras diferentes según las culturas y las geografías. Son evidencias que sin embargo no deben ocultarnos los perfiles y las características propias que nuestros personajes van tomando en cada lugar.

Adjunto algunas imágenes de las tomadas en el Museo más otras relacionadas con el texto.

Kasperl.
Kasperl.
Marotte.

Kaspar.
Viejo.

1 comentario:

  1. Maravillosa documentación y maravilloso viaje. Enhorabuena. Un abrazo desde el sur.

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