sábado, 28 de enero de 2012

Turín y Gianduja: historia, museo, teatros y colecciones

Exterior nocturno del Museo Gianduja en Grugliasco, Turín.
El Museo Gianduja

A mediados del siglo XIX, hablar de Gianduja era hablar del espíritu piamontés por excelencia, en una relación parecida a la que tiene el personaje de Pulcinella con la ciudad de Nápoles. Es decir, Gianduja representaba a los piamonteses especialmente en aquellos momentos iniciales del Resurgimento, cuando se fraguaba lo que sería la Italia moderna. Hoy, mucha historia ha pasado desde aquellas fechas, y el vocablo es más conocido para indicar un tipo de chocolatines, muy populares en Turín, unos caramelos o una marca de vino de la zona, aunque el personaje sigue desempeñando la importante función de ser el anunciador oficial de los carnavales piamonteses. Por supuesto, también hay algunos titiriteros que con gran dignidad y maestría lo siguen manteniendo como protagonista de sus espectáculos. 

Giovanni Moretti, Alfonso Cipolla y Luca Valentino,
en las oficinas del Museo Gianduja
Para indagar sobre el personaje, el director de teatro Luca Valentino, mi amigo en Turín,  me condujo al Museo Gianduja, que se encuentra en la localidad de Grugliasco, a pocos kilómetros de la capital. Allí nos recibieron Giovanni Moretti y Alfonso Cipolla, artífices del mismo y creadores del Istituto per i Beni Marionettistici e del Teatro Popolare. Cabe decir que fue un verdadero placer visitar el museo en compañía de quiénes mejor conocen no sólo la historia de Gianduja sino también la del teatro de títeres de Italia en general. De ambos autores es la magnífica obra Storia delle marionette e dei burattini in Italia, con prólogo de John McCormick, así como varios libros sobre la figura de Gianduja, entre ellos Gianduja: da burattino a simbolo del Piemonte, Catalogo; Il Teatro di Figura in Piemonte, de Alfonso Cipolla; Gianduja. Una ricerca in corso, de Giovanni Moretti y Alfonso Cipolla; o el libro de varios autores, Gianduja. Da Callianetto al Gran Teatro dei Fratelli Niemen, a cargo también de Alfonso Cipolla y Giovanni Moretti, Torino 2003. Para más información sobre las publicaciones del Museo, clicar aquí.

Gianduja, de la compañía Gambarutti, activa a
principis del XIX en el Piamonte. Museo Gianduja.
Como puede verse, mucha atención le han puesto los dos autores al personaje y es lógico que tanto amor haya acabado en museo, teniendo en cuenta además que Alfonso Cipolla es, desde hace muchos años, un pertinaz coleccionista de marionetas que le ha llevado a reunir un importante fondo, parte del cual se exhibe hoy en el museo de Grugliasco. Por su parte, Giovanni Moretti es un prestigioso actor fundador de varias compañías de teatro y profesor de la Universidad de Turín, convertido con los años en un importante referente de la escena italiana contemporánea.

El Museo ocupa un hermoso palacete en el que se ubican las salas de exposición en el primer piso, las oficinas y parte de los fondos, mientras que la biblioteca del centro se encuentra en un edificio colindante. Nos contó Giovanni Moretti como la máscara local del Piamonte, que a finales del XVIII se llamaba Gerolamo, tuvo que cambiar de nombre durante la época napoleónica. La razón es simple: el gobernador instaurado por Napoleón en la zona se llamaba Gerolamo Durazzo, y era un tanto peligroso utilizar el mismo nombre para una marioneta que básicamente hacía burla de la actualidad, al cumplir con la función de cronista satírico que los títeres tuvieron a lo largo del siglo XIX. Pasó a llamarse Gianduja (pronúnciese la jota como si fuera una i) y rápidamente adquirió gran celebridad. Se caracteriza por lucir un par de berrugas llamativas en el rostro y la misma coleta entonces de moda que también llevaba Guiñol. Sus creadores fueron los titiriteros Giovan Battista Sales y su ayudante Gioacchino Bellone. Por lo visto fue Sales quién se inventó el nombre de Gianduja, substituyendo al Gerolamo de la tradición, tras haber aprendido el oficio con el titiritero que actuaba en Piazza Castello, Giòanin d’ij Osei, conocido en su época como el “principe dei burattinai” (citado en el Catálogo Gianduja, de Giovanni Moretti y Alfonso Cipolla).

Gianduja y Giacometta recibiendo a las
máscaras italianas
En el museo hay una hermosa marioneta de Gerolamo y, a su lado, otra del que se supone es el Gianduja más antiguo que se conserva. También hay profusión de muchos otros personajes de la época, y  otros más recientes, que llenan las vitrinas del museo muy bien puestas por el titiritero-arquitecto Claudio Cinelli. Destacan varios diablos, algunos bastante antiguos, muchos soldados con fusiles y cañones, procedentes la mayoría de la compañía Lupi de Torino, con los que se representaban las batallas de la época, muy agitada. Pero si las marionetas son importantes, no menos lo son los materiales gráficos exhibidos (dibujos, carteles y revistas satíricas), como el Alfabeto di Pasquino “De Torino a Roma”, obra del famoso ilustrador Teja, en el que se cuenta, a través de maravillosas ilustraciones hechas con un gran humor y con Gianduja como hilo conductor, la precipitada huída de la corte a Roma, convertida en la nueva capital, y que empobreció de golpe y porrazo a Turín, con importantes insurrecciones y protestas populares.

Gianduja (el actor Giovanni Toselli)
hablando con Gianduja.
También se indica, con profusión de ilustraciones y objetos varios, la popularidad que alcanzó Gianduja, utilizado para dar publicidad a múltiples productos de la zona, o protagonizando roles de protocolo festivo, como las celebraciones del Carnaval o el encuentro de máscaras que se realizó en Turín durante el Carnaval de 1886, en el que se realizó el 3° Congresso delle Maschere italiane al Ciabot d’ Gianduia. Una magnífica litografía en color de 1898 recoge el recibimiento que Gianduja y Giacometta, su compañera, otorgaron a las distintas máscaras de las ciudades italianas llegadas a Turín, como una evidente muestra de unión política de un país recién estrenado.
Otra imagen preciosa es la de un cartel del año 1904, en el que se ve al actor Giovanni Toselli (1819-1886) caracterizado de Gianduja cogiendo por los hilos a un Gianduja títere y charlando con él –una marioneta perteneciente a la familia Lupi–.

El Museo tiene también una sala con piezas de muy distintas procedencias, algunas contemporáneas, como las marionetas cedidas por Neville Tranter de su espectáculo Frankenstein. Otra joya  a destacar es el precioso retablo de Guiñol, seguramente ochocentista, con dibujos muy trabajados y un elenco de hermosos títeres compañeros del héroe lionés. Adjunto algunas fotos que ilustran esta afortunada visita al Museo de Gianduja.

Teatros, Pinocchio, el señor Grilli y los títeres de hoy.

Escena de la ópera Pinocchio en el Teatro Reggio.
Me contaba Luca Valentino cómo de niño iba a ver las funciones que realizaban los Lupi en el teatrillo que entonces tenía esta antigua familia de titiriteros en Turín. Funciones que marcaron para siempre su sensibilidad, pues de aquella siembra vinieron los frutos de su dilatada carrera artística como director de escena, siempre con una especial atención hacia el género de las marionetas. Hay que saber que Valentino ha trabajado mucho con el conocido marionetista Claudio Cinelli. También ha dirigido tres espectáculos míos (“El Doble y la Sombra”, y las óperas “Euridice y los Títeres de Caronte” y “Salón de Anubis”, ambas con música de Joan Albert Amargós). Muy recientemente, ha sido el responsable de la puesta en escena de Pinocchio en su estreno en Italia, en el Teatro Reggio de Turín, una ópera de nueva creación con música de Pierangelo Valtinoni y libreto de Paolo Madron. Pinocchio ha sido un verdadera éxito y se repondrá de nuevo esta temporada durante el mes de abril de 2012. La gracia del montaje es que el personaje de Pinocchio está representado por una verdadera marioneta, manipulada a la manera “bunraku” por varios manipuladores capitaneados por Claudio Cinelli, autor de los muñecos. La obra está llena de efectos visuales, con utilización constante de títeres e imágenes de todo tipo. No cabe duda que el Teatro Reggio, programando esta obra de nueva creación muy aclamada por crítica y público, se ha marcado un tanto importante.

El teatro de los Lupi ya no existe, por desgracia. Por lo visto, aún persiste parte de la compañía y se conservan bastantes de sus marionetas, muchas de ellas diseminadas por los museos y entre los coleccionistas. Había bastantes en el Museo de Gianduja (preciosas cabezas sueltas de un sinfín de personajes) y se encuentran en las mejores colecciones de marionetas del país.

Fachada del antiguo Teatro Gianduja en Via Principe Amadeo,
de Turín
Hablando de teatros, vi y fotografié la fachada del antiguo Teatro Gianduja, situado en un noble edificio de la calle Príncipe Amadeo y con una capacidad bastante grande, que funcionó hasta después de la guerra. Hoy es un parking aunque se conserva la fachada, el nombre y una estatua del propio Gianduja asomada en el balcón que corona la puerta de entrada.

También me mostró Luca Valentino la última ubicación del teatro de los Lupi, situado junto a la iglesia de Santa Teresa, muy cerca de Piazza San Carlo. El local tuvo que cerrarse al no reunir las condiciones de seguridad exigidas por la municipalidad.

El señor Augusto Grillo en su despacho del Teatro Alfa.
Más tarde nos reunimos con el señor Augusto Grilli, hombre de teatro y gran coleccionista de marionetas, quién nos recibió en su despacho junto al Teatro Alfa, dónde suele representar sus espectáculos de Opereta. La afición del señor Grilli hacia las marionetas proviene de su más tierna infancia, pues como él mismo nos contó, adquirió su primera marioneta a los seis años de edad. Desde entonces no ha cesado de satisfacer esta necesidad suya de rodearse de actores de madera, sobretodo los movidos por hilos, que son su predilección. Actualmente, su colección alcanza la increíble cantidad de 15.000 piezas catalogadas, seguramente una de las más importantes de las existentes en Italia y en el mundo. Importante fue la exposición que hizo en el vestíbulo del Teatro Reggio en mayo de 2010, dedicada al mundo de la ópera, con pequeñas escenas fijas de personajes de la Bohème, de l’Elisire d’Amore, de la Aída o de Il Barbiere di Siviglia.

Con sus marionetas, el señor Grilli ha montado varios espectáculos, como algunas óperas y varias obras con Gianduja de protagonista. Uno de los temas de más éxito y que se reprodujo en innumerables espectáculos, especialmente a cargo de los Lupi, fue la famosa defensa de la ciudad de Torino durante el asedio sufrido por el ataque de los franceses en 1706. Además de Gianduca, destacó en estas fechas la heroicidad del soldado Pietro Micca, quién se inmoló al saltar por los aires junto a un depósito de armas para detener el avance de los franceses, quiénes pretendían entrar por los subsuelos de la ciudad. Gracias a Pietro Micca, el ataque fue repelido y Turín mantuvo su independencia.

El señor Grillo con Gianduja y Pietro Micca
Nos llevó el señor Grilli a su almacén dónde guarda parte de sus colección. Me soprendió el orden y el buen estado de las mismas, mantenidas en una temperatura ambiental idónea para protegerlas de la humedad, todas ellas envueltas en bolsas de tela o de plástico, perfectamente catalogadas según sus nombres, procedencia, obra en la que actuaba, etc. Le pedí que me mostrara un Gianduja (la que nos enseñó era obra suya, pues el señor Grilli también es constructor) y de paso extrajo a un Pietro Micca cuya cabeza provenía de los Lupi. Entre las hileras de cuerpos colgantes, nos mostró un conjunto de marionetas venecianas del siglo XVII, un batallón de Pupis colgados en la parte alta de una esquina del almacén, y otras joyas que apenas entreveíamos a través de los plásticos.

Pensé que era una pena que semejante tesoro no tuviera dónde mostrarse y que no exista ningún museo con ganas o capacidad de exhibirlo. Así lo piensa igualmente el señor Grilli, cuya única ambición es que el resultado de tantos años de esfuerzo no acabe ni fragmentado ni disperso. Un ejemplo de singular tenacidad que sin duda encontrará algún día dónde posarse y mostrarse en público.

Para rematar esta crónica de Turín, sólo me falta indicar a los titiriteros que en estos momentos siguen actuando con Gianduja de protagonista: uno es Marco Grilli, hijo del coleccionista, quién decidió en su día aprender el oficio del títere de guante y otras técnicas trabajando con Bruno Leone de Nápoles el Pulcnella y con Mimo Cuticchio de Palermo la técnica de los Pupi y del Cunto. La otra gran familia que también defiende en los escenarios a Gianduja son los Fratelli Niemen cuyas raíces se remontan al siglo XIX. Los Niemen, a los que no he tenido la suerte de conocer (compartimos programa en el Festival de Pinerolo del año 2010, pero no coincidimos en el calendario), son también muy apreciados por los entendidos y suelen actuar en los principales festivales del país.

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