lunes, 19 de diciembre de 2011

Festival de Invierno en La Puntual

Llegó puntual, como no podía ser de otro modo en este pequeño teatro de Barcelona llamado La Puntual, su Festival de Invierno que suele celebrar por estas fechas, a modo de desintoxicación navideña para los niños del empacho consumista propio de la Navidad.

Imagen de “Vivaldi. La Cigala i
la Formiga”
Y llegó con cuatro espectáculos muy diferentes entre si y todos ellos de una gran calidad. Empezó el grupo Penjim-Penjam Titelles, un histórico de los títeres en Cataluña, con la obra “El Moliner”, un primoroso trabajo solista a cargo de Mercè Alemany. Le ha seguido en el calendario La Petita Brownie i Cia con “Vivaldi. La Cigala i la Formiga”. Contnuará un ya clásico de la sala, “Caramante”, con Eugenio y Néstor Navarro, espectáculo de teatro de sombras con gafas de tres dimensiones para los espectadores. Y acabará Ayelén Cantini con “Efímers Maravelles”, un espectáculo poético-visual hecho con pompas de jabón. Para más información del programa, ver la página de La Puntual.

Pude asistir a una de las representaciones del segundo espectáculo, el de la Petita Brownie i Cia, y puedo decir que gocé del espectáculo y de ver gozar a los niños y a los mayores que abarrotaban la sala, con una brillante interpretación de Susana Rubio que se enfrentó en solitario a esta conocida fábula de La Fontaîne. Lo hace la titiritera catalana dando la vuelta al final, que adapta a los nuevos tiempos necesitados de mayores dosis de bondad, ante las realidades duras que se avecinan. Podría decirse que la obra es de una actualidad absoluta: la hormiga acaba invitando a la cigarra a su casa, en vez de dejarla morir en la intempeie -sin techo, salario mínimo ni seguridad social. Claro, esto no se dice en el espectáculo, pero uno se lo imagina. En este sentido, ilustra también una de las visiones de más éxito de la actual Europa, con sus cigarras sureñas que viven de cantar al sol, y las hormigas nórdicas, que trabajan y producen en sus fríos polares. Cuando llegan los fríos para todos, las hormigas del norte deben acudir en protección de las pobres cigarras del sur, afónicas de tanto cantar y sin un duro en los bolsillos. Como puede verse, las fábulas puestas al revés dan mucho de si.

Actúa Susana con mucho primor y con un extraordinario dominio de la voz, que se amolda perfectamente a los distintos personajes como guantes sonoros, con registros nada forzados y musicales timbres de voz. Su presencia es asimismo agradable y muy correcta, en el sentido de mantener una relación adecuada con los títeres y también con respecto al público, al que trata con cariño pero a su vez con la necesaria distancia para no caer en la excesiva dulcificación. El otro componente del espectáculo es la música, las Cuatro Estaciones de Vivaldi en concreto, cuya genialidad garantiza una atmósfera sonora de gran categoría, lo que hace subir muchos puntos al espectáculo.

El resultado fue una ovación muy sentida del público, el cual parecía no querer irse del teatro, acercándose a la ventana inferior del retablo dónde la hormiga tiene su apartamento y dónde se podía ver a la cigarra muy contenta sentada en un sofá frente a un plato de sopa caliente. En definitiva, un muy buen espectáculo presentado con honradez, buen oficio y mucho gusto.

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