jueves, 17 de noviembre de 2011

Mester Jakel en Dyrehausbakken

Lilo Skaarup y un títere del repertorio de Mester Jakel
de su colección particular (el policía)
Empeñado en encontrar los rastros del polichinela danès o, mejor dicho, del personaje que encarna en Dinamarca el espíritu rebelde y libertario de Pulcinela, llamado Mester Jakel, he sido conducido por Lilo Skaarup al parque de atracciones de Dyrehausbakken, situado a las afueras de Copenhague.

La zona es francamente hermosa y de hecho constituye un parque natural lleno de bosque en una zona del cual se levanta un palacio de la casa real danesa, hoy sólo utilizado para ceremonias puntuales con invitados de alto rango. En la entrada del parque se encuentra el complejo propiamente dicho de entretenimiento, repleto de atracciones, barracas de feria, restaurantes, bares, montañas rusas, artefactos para excitar el sistema nervioso simpático de los adolescentes, etc. Por desgracia, estaba hoy todo cerrado e inactivo, pues el parque funciona sólo en verano, pero aún así fue hermoso ver las maquinarias quietas, las casetas cerradas, las plazoletas desiertas... El tiempo frío y los colores otoñales daban al conjunto una calidad estética de alto voltaje, con montañas de hojas secas cubriéndolo todo, como si las atracciones y el conjunto del parque celebraran su particular homenaje al tiempo, ese que no se salta las estaciones y que se rie de la uniformidad sincrónica de los relojes del mundo. Por mucho que los aviones salgan y lleguen a hora, el otoño se regodea en Dinamarca, preparando la llegada del crudo invierno, con sus escasas horas de sol y sus metros de nieve en las calles.

Cartel del Pierrot de Dyrehausbakken
Digo eso porque el espectáculo de las atracciones en paro era realmente grandioso, enriquecido sobretodo por el silencio de no estar las casetas en marcha. Tras haber estado ayer en el Tívoli, bien activo en su actividad decibélica, el silencio de Dyrehausbakken ha sido la mejor manera de escuchar, desde la imaginación no condicionada por ruido alguno, la música del verano que se fue hace meses.

Tenía razón Lilo Skaarup de querer llevarme a este sitio: sólo aquí he llegado a comprender la curiosa asociación que existe entre el personaje de Pierrot y el Mester Jakel. Por lo visto, uno de los personajes más famosos de Dyrehausbakken -y también del Tívoli- es Pierrot, representado por un actor y que se encarga de hablar a los niños, de hacerlos reir, de sacar fuego por la boca, de cantar canciones. Tan famoso se ha hecho este personaje, que ha sido declarado embajador de la Unesco. Se lo ve un poco en todas partes, por ejemplo en los carteles de cualquier parada anunciando tal o cual número o atracción. Pero lo curioso es que tiene una casa propia, es decir, vive en el mismo parque de atracciones. Allá lo van a ver los niños, y para ellos realiza algún divertimento. Pero además de todas estas funciones, Pierrot se encarga también de hacer los títeres y, muy concretamente, de representar a Mester Jakel. Para ello existe un teatrillo fijo, consistente en una barraca de madera un poco a modo de los retablos del Punch inglés, con una ventana que al abrirse se convierte en el escenario. Lo vimos cerrado, pero al lado un cartel explica la longevidad de esta tradición de títeres, desde cuando se representa, etc. Delante del retablo, unos troncos de madera para que se sienten los niños y una amplia esplanada para que el público se instale con comodidad a su alrededor.

El retablo de Mester Jakel con Lilo Skaarup
Como dije, el retablo estaba cerrado, pero pude imaginarme los gritos y la interacción de Mester Jakel con el púlico, siendo ésta una de sus características principales. Por cierto, el nombre del actual actor que hace de Pierrot y se encarga asimismo de representar a Mester Jakel es Kurt Flemming. Su hija Sine Andersen es, por lo visto, una ventríloqua excelente. Adjunto unas fotografías sacadas in situ que darán una idea más aproximada de la visita efectuada hoy.

La casa de Pierrot
Después, fuímos a tomar algo en un restaurante que había en el parque, el único abierto en los alrededores, dónde pudimos charlar sobre todo lo visto.

Por la tarde, me acerqué al Folketeatret, en la calle Norregade dónde está expuesta una preciosa colección de teatrines de cartón y papel, una tradición que siempre gozó en Copehnague de mucho prestigio. La casa que los confeccionaba cerró y menos mal que los actores del Folketeatret decidieron acoger su colección y mostrarla al público interesado.

Adjunto un par de imágenes que pude sacar de los teatrines.




Guignol de papel
Interior de un decorado

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