martes, 31 de mayo de 2011

De función en función por el Líbano

Tras un día de descanso, volvieron las funciones en Líbano. Primero en Jounieh, en un teatro dedicado a las programaciones infantiles de grandes montajes musicales, que por lo visto son bastante frecuentes en Líbano, y luego de nuevo en el Teatro Tournesol de Beirut, mientras por la mañana y luego por la tarde, impartía un taller sobre la relación entre sombras y títeres.


Imagen de un momento del taller realizado
en el Teatro Tournesol
Fue una buena ocasón para experimentar sobre la dualidad de estos dos lenguajes tan diferentes entre si. De entre las muchas manera de tratar el asunto, escogí la que, a mi modo de ver, excita y provoca más sugerencias y correspondencias simbólicas y técnicas: los títeres como el mundo exterior de lo objetivo, de lo medible, y las sombras como el mundo interior de la subjetividad, de lo que no se deja medir. Hubo una primera parte teórica en la que expuse mi punto de vista sobre el tema, y luego empezamos las improvisaciones.

Al ser las sombras un lenguaje tan rico en posibilidades y a la vez tan sugerente, ocurrió lo que suele ocurrir en estos casos: los participantes se dejaron atrapar por la magia de las sombras, de modo que salir de las mismas y jugar con las tres dimensiones visibles del espacio, resultó harto difícil. Pero era algo previsible y por ello subsanable. Creo que todo el mundo sacó provecho de la experiencia y algunos de los resultados finales fueron de muy buena calidad.

El edificio biblioteca de Jbaa.
Al día siguiente tocó actuar en la biblioteca de Jbaa, cerca de la ciudad de Sidón. Se encuentra esta aldea en la zona llamada “liberada” pues fue ocupada por los israelís hasta el año 2000. Muy cerca hay una montaña dónde hubo encarnizados combates y en la que ahora se levanta un Museo de la Resistencia, obra de Herzbolá, el movimiento que ha monopolizado la resistencia en los últimos años. Una inteligente maniobra de propaganda política y, a la vez, una forma de distanciarse de la guerra, lo que siempre es un sano ejercicio. Pensé que todo el mundo tiene derecho a levantar museos y a distanciarse de sus guerras, aunque éstas no estén terminadas. Al distanciarse de ellas, se efectúa un primer paso de racionalización que ojalá sirva para refrenar la irracionalidad del lenguaje bélico.

la sala de actuaciones de la biblioteca de Jbaa
Mientras montábamos en Jbaa, rodeados como estábamos por tantos signos evidentes de un conflicto que gusta estirarse en los años, pensé en cómo Líbano ha sido y sigue siendo una pequeña pero magnificada caja de resonancia dónde todos los conflictos de la región acaban repercutiendo.Y es que el Líbano sigue siendo una excepción que molesta mucho a todos los que quieren imponer soluciones reduccionistas y de homogeneidad. Que en un país coexistan tantas comunidades religiosas distintas, hablando todos la misma lengua, que es el árabe, es un insulto para las mentes simplistas que han optado por los estados confesionales. A Israel se le revuelven las entrañas pensar que en un país puedan vivir en igualdad de oportunidades todo el repertorio de las confesiones religiosas monoteístas. No digamos a Arabia Saudí, inmerso en un totalitarismo de corte medieval pero con unas fuerzas armadas de última generación, o al Irán confesional que ha optado por la teocracia. Estos intereses, aunque enfrentados, coinciden en un mismo objetivo: dividir el Líbano a base de enfrentar a las minorías entre si. Ya se consiguió durante la larga guerra civil libanesa, y en cualquier momento podrían volver a ello, pues las espadas siguen bien en alto.

Una imagen del Museo de la Resistencia
Por suerte cada vez hay más libaneses que optan por soluciones laicas y reniegan de la división confesional, aunque aun no son mayoría, sino una “nueva minoría” que busca también su sitio. ¿Conseguirán un día ganar la mayoría del país? Sin duda, pero no mientras los intereses regionales y de las grandes potencias sigan con sus políticas de guerra y de sometimiento de las minorías o de sus propias poblaciones. Aunque son tan fuertes los vientos de cambio que soplan en la región, que todo es posible en un futuro más próximo de lo que podamos imaginar.

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